La vida es...

La vida es un regalo divino, no un préstamo humano.

miércoles, 11 de enero de 2012

El producto más refinado de nuestra evolución


Cuando era adolescente, llegó a mi oído una canción muy pegajosa, había algo en ella que me atraía con mucha fuerza.  A medida que fui madurando, llegué a creer que era el ritmo de la melodía, bastante sencillo, tribal por no decir primitivo, un toco marcial, cuasi fúnebre.  Luego pensé que era la combinación instrumental, una mezcla de cuerdas, percusión básica, sintetizador y la oportuna intervención de quien la canta.  Ahora, de adulto, descubro que hay algo más allá que el ritmo y la musicalización de dicha melodía, que siempre (desde mi adolescencia) me ha llamado poderosamente la atención.  Me refiero A LA LETRA, más específicamente al coro de la canción: Sweeth Dreams del grupo Eurithmics.  El tiempo pasa, y esa canción ha sido catalogada como un clásico moderno de la música.  Combina las tres cosas necesarias para lograr un éxito ancestral: Ritmo, musicalidad y letra.  Pero por qué la letra, porque describe de una manera muy sencilla la complejísima naturaleza del ser humano.

Tan sencillo como esto:
Sweet dreams are made of this
Who am I to disagree?
Travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something
Some of them want to use you
Some of them want to get used by you
Some of them want to abuse you
Some of them want to be abused
Traducido a algo así:
Los dulces sueños están hechos de esto (ha de referirse a la vida)
Quién soy yo para estar en desacuerdo.
Yo viajé por el mundo y los siete mares.
Todo el mundo está en busca de algo.
Algunos de ellos quieren usarte.
Algunos de ellos  quieren ser usados por ti.
Algunos de ellos quieren abusarte.
Algunos de ellos quieren ser abusados.

Y esa es toda la conducta natural del ser humano.  Del simple acto de la procreación en adelante, es una simple manifestación de sometimiento.  La hembra es penetrada por el macho y queda fecundada, si el tiempo es apto.  Y así es todo en la vida, hombres sometiendo a hombres, y cuando digo hombres me refiero indistintamente a hombres y mujeres.  Lo vemos inclusive, cuando el espécimen está muy chico, ya fuera en desarrollo, lo que comúnmente llamamos NIÑO. El hombre cuando es niño, suele ser posesivo, egoísta, egocéntrico, con leve tendencia a la violencia. El hombre en época de pubertad, adolescencia y juventud temprana, es bastante cruel para con el prójimo.  Frecuentemente se conforman grupos de segregación, maldades, daño y sometimiento hacia los menos favorecidos.   Estas actitudes deben desaparecer cuando el individuo crece, se hace responsable y crea conciencia como humano.  Sin embargo, eso no ocurre así, dichas malas actitudes se ven frecuentemente fortalecida por  el ambiente que le rodea, el mal proceder de sus padres, maestros, amigos etc. Quitando el lado de la ingenuidad, por inexperiencia de vida, observamos en el humano,  claramente cierta tendencia natural al someter, o a ser sometido.  La única diferencia entre un adulto y un niño, es que el adulto ha vivido mucho más y conoce muchas formas de dañar, someter y destruir a su compañero.  Esto se ve en el ambiente natural del humano, en la convivencia más íntima y personal, se traduce a una forma de imposición.  El ser humano pareciera ser incapaz de concebir placer, o satisfacción, fuera de cualquier forma de maltrato, imposición o sometimiento.  Los maridos quieren someter a las mujeres eventualmente mediante la fuerza, las mujeres intentan someter a los hombres mediantes el arte amatorio.  Los jefes someten a los subalternos y los subalternos someten a sus hijos.  El civil trata de someter al oficial, o el oficial al civil.  El político somete al ciudadano, y el ciudadano eventualmente gusta de ser sometido, hasta que por Democracia, se rotan los papeles y quien somete pasa a ser sometido.  La iglesia, la escuela, los trabajos, todas las instituciones sociales disfrazan de “orden” o disciplina, reglas, a diversos niveles institucionalizados de sometimiento, que mal que bien denominamos sistemas.  Y en resumidas cuentas, entre tanto someter y ser sometido, estos códigos de ética y moralidad, sólo nos permiten “sobrevivirnos” a nosotros mismos, para no terminar matándonos entre nosotros ya fuera por poder, placer, supervivencia o lo que sea, de cualquier forma, como BESTIAS y bárbaros.  Lo que llamamos civilización, no es más que un esquema pausado y rotativo para someter y ser sometido, pero, al final de cuentas siempre ligado al sometimiento.  Podemos disfrazarlo de términos, racionalizar el punto o santificarlo, al final de cuenta seguimos siendo eso.  Como diría la canción:
Sweet dreams are made of this
Who am I to disagree?
Travel the world and the seven seas
Everybody's looking for something
Some of them want to use you
Some of them want to get used by you
Some of them want to abuse you
Some of them want to be abused

Es curioso, pero todas estas formas de sometimiento, pudieran interpretarse como una forma humana de mantener el control sobre lo que le rodea y sobre quienes le rodean.  Actitud por lo demás patética y ridícula, porque el ser humano vive inmerso en un ambiente sobre el cual no tiene control, ni siquiera de la mitad de los acontecimientos que pueden o no afectarle a cada momento.  Sin embargo, también existe la actitud de someter por mero asunto de placer, diversión u orgullo.  Y así como es en el individuo, así mismo ocurre con los pueblos, a nivel interno o externo.  Matándose entre ellos y matando a los demás, o, con la mejor suerte, aguantando el sometimiento o simplemente sometiendo.  ¡Qué triste!, que el ser humano se reduzca a un acto tan bárbaro, de violencia inherente y consecuente. ¿Nos faltará conciencia?...para vivir a la medida de nuestras proporciones, sin necesidad de tomar los derechos de otros, sin necesidad de que alguien venga a someternos, en el más vil intento de someter.  En lo personal, me harta la inconsciencia humana colectiva, y ese bajo nivel de comportarnos como peces o animales irracionales, o desalmados.  Que el pez grande se come al más chico, que el más fuerte somete al débil, etc.  Hemos pasado del sometimiento físico, a muchas otras formas más de sometimiento: Mental, emocional y eventualmente “seudoespirituales”.  Lo que importa es que haya gente a gusto con ser sometida, y otros satisfechos sometiendo.  Y aquel que levante su voz o cambie su actitud en señal de desacuerdo, o simplemente reconozca ya fuere su libre albedrío o el derecho a ser individuo, será brutalmente callado, eliminado o sometido, tanto por los que someten, como por los propios sometidos.

¿Acaso eso es lo máximo a lo que podemos aspirar como especie?, comer, suplir necesidades fisiológicas y someter en cualquiera de sus formas.  ¿Acaso tal será el producto más refinado de nuestra evolución?...No lo creo, el hecho de que seamos incapaces de concebirnos fuera de ello, aparentemente por un desperfecto quizás neuronal, no niega de facto que vivamos inmersos en circunstancias que nos dirigen masivamente hacia la superación como individuo primero, luego como especie.  En consecuencia, algún día veremos y podremos apreciar la grandeza que nos rodea sin necesidad de tener algo o a alguien a qué o a quién pisar.  Ese día seremos libres de amar y de sentirnos amados por los demás, por la creación y por nosotros mismos.  Pero el proceso de topar el amor verdadero, es un acto de introspección y madurez, de concienciación individual tal vez tan doloroso como largo,  que tampoco nos impide morir en el intento.  Es decir, cabe la plena posibilidad de que una vida no nos alcance para la realización personal, sin embargo hay que sufrirla, o mejor dicho: Hay que vivirla.  Y la mejor forma de no desfallecer en el intento, tal vez sea reconociendo que somos mucho menos de lo que creemos ser.  Delegándole dolor y fuerza a la vida misma, saboreando nuestras propias dificultades, amando nuestras virtudes, y, vivir, o mejor dicho, aprender a vivir en la simplicidad de un instante, muriendo al derecho de cada aliento y renaciendo al anverso, o cada mañana, confiándonos a la suerte del ser y del luego no ser hasta el final de los tiempos, los nuestros, los ajenos, los de todos.  Como lo ha querido el Creador, haciendo su Creación perfectamente infinita en lo finito que dura para siempre, porque no hay que entender para disfrutar, ni disfrutar para vivir, así que, qué más da hacerlo… mientras hacerlo nos mantenga vivos.  Cualquier cosa aparte del sufrimiento que no genera, ni da más que dolor, crudo dolor, puro dolor en su concepción misma, tan natural como ninguna otra cosa antes creada, o por crear.  Ese sufrimiento que refuerza también  las ganas de sufrir, tal vez sea natural pero jamás sano.  Someter y sentirse sometido es una actitud tan codependiente como enfermiza, que en cualquier lapso de nuestra vida como individuos o especie…será rota.

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