La vida es...

La vida es un regalo divino, no un préstamo humano.

miércoles, 22 de junio de 2011

¿Inteligencia, marco o substancia?

Cualquier persona medianamente consciente de su capacidad intelectual, o que haya sido criada bajo el influjo de  un buen hogar,  podría percibir que nuestra sociedad parece estar pasando por un proceso de embrutecimiento severo y crónico.  Asociado a cierta irritabilidad e intolerancia, que nos ha vuelto mucho más violentos y reactivos.  ¿Acaso será un asunto de inteligencia, alguna forma de posesión demoníaca, pérdida de valores o qué?  Definitivamente (como ya lo he mencionado en otros escritos) al demonio  le conviene que la sociedad sea más estúpida y violenta, pero nadie (ni siquiera él mismo) puede forzarnos a tomar tal elección.  Desde luego que al vivir de esta forma, y asociados a mecanismos evasivos (vicios, miedos,  etc.) jamás percibiremos los efectos adversos, mediatos o intangibles (como el empresario que al no ser consciente de una pérdida inmediata, tampoco le interesa  saber cuánto ha dejado de ganar)  En consecuencia, amarga y duele menos  volvernos más estúpidos, evasivos  y violentos, que ser conscientes del proceso autodestructivo que venimos generando.  Al ser consciente y asimilar el dolor que ocasionan los demás (poner la otra mejilla) irremediablemente (directa o indirectamente) terminamos siendo conscientes del dolor que nosotros mismos ocasionamos (la paja en nuestro ojo)  Como consecuencia natural, al asumir el compromiso de dejar de ser y dejar de hacer lo mismo que hemos sido y  hemos hecho durante casi toda la vida, aprendemos a ser tolerantes con nosotros mismos y con el resto  (lo cual no significa “cargar” al prójimo)

Mi formación universitaria incluyó, entre otras tantas materias,  nueve físicas y siete matemáticas.  Me acostumbré a entender al mundo en función de números, letras o fórmulas.  Y llegué a pensar que “inteligente” era aquel que mejor manejaba las fórmulas.  Ahora reconozco que la auténtica inteligencia no es esa, y que a veces “las fórmulas” nos hacen más obtusos.  Eso es apenas el cascarón, como si yo dijera que el cabello es la cabeza, o los lentes mis ojos.  Tal es la razón por la que uno ve cualquier cantidad de personas humildes, sin preparación de ningún tipo,  que pueden considerarse naturalmente SABIOS. Lo que nuestra sociedad consumista y capitalista salvaje llama “inteligencia”, no es más que la substancia encerrada en el frasco (una actividad netamente mental)  Algunos han tenido oportunidad de desarrollarla más, y a ellos se les conoce como “inteligentes”.  Otros han engrosado más el frasco, impidiendo el desarrollo de la substancia, a estos se les conoce como “brutos”.  En esencia, no se trata de que unos sean más o menos inteligentes , sino del aspecto que han desarrollado más: La substancia o el frasco que la contiene. 

Cuando yo me refiero a la verdadera inteligencia, la inteligencia en acción (no la comercializada y prostituida) me refiero al envase y a su contenido.  La inteligencia en acción es un concepto vivo, no letra muerta (libros de matemática, física, química, contabilidad, leyes, deporte, arte o biología) ni experimentos en ambientes controlados (laboratorios) Me refiero a la inteligencia que no puede ser explicada, sólo vivida.  No es una receta universal o estándar, tampoco  es plana sino multidimensional (caótica) y propia a cada individuo (hay una específica para cada ser viviente, es Dios  manifestándose en cada parte de  la creación) La inteligencia de vida es una experiencia personal,  de cambio constante.  No puede transferirse entre individuos,  pero sí puede ser expresada y desarrollada en función de su contenido: substancia y marco (envase)   Actualmente la humanidad se enfoca a que el individuo “aumente la substancia” ignorando el marco de referencia.  Por tal razón, el ser humano no concibe su explotación intelectual completa y verdaderamente, tan sólo y apenas en función a preceptos muertos (bibliografía seca y educación ritual-monolítica)  Así vemos “genios frustrados” en todas las profesiones y lugares del mundo.  Es decir, seres inteligentes estrangulados por el marco referencial de su inteligencia. ¿Luego, qué constituye dicho marco?  La inteligencia en acción, como yo la concibo, es la integración consciente de la capacidad mental del individuo (mente) con su físico y emociones.  La substancia como tal, es únicamente la capacidad mental de cada individuo (sin su físico y sin sus emociones)  En consecuencia, el marco referencial estaría constituido por: cuerpo y emociones.  Yo diría que todos nacemos con igual cantidad de substancia y amplitud de marco (lo cual no implica límite al momento de ampliar las capacidades, tanto en el marco como en la substancia)

Las eventualidades y circunstancias en la vida de cada individuo determinan que tanto crecerá su substancia, o dicho de otro modo, se cerrará su marco.  Cuando hablo de evolución, me refiero a ampliar la inteligencia del individuo y su marco referencial simultáneamente.  Eso se logra alineando la mente del individuo con su emotividad y carnalidad, es decir, creando una persona ÍNTEGRA.  A tal punto,  la espiritualidad se devela y el conocimiento se le fusiona, el individuo se supera a sí mismo reconociendo su propia alma.  Sólo de esta forma el  humano será capaz de percibir la Inteligencia Primaria (Dios) y por Él integrarse naturalmente a la Creación (sin un pensamiento separatista, que genere ruptura con la naturaleza o tecnología de muerte) Hablo más específicamente de un ser infinitamente inteligente, el humano reabsorbido por su creador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario