La vida es...

La vida es un regalo divino, no un préstamo humano.

sábado, 4 de junio de 2011

La idea que vive (3 de Febrero de 2011)

¿Racionalizar un hecho, acaso cambia su naturaleza?  Considerar a Dios un hecho, deshace algunos sistemas de fe, religión o creencia humanos.  Pienso que el mundo completo se ha enredado más de la cuenta, en función de conceptos, métodos, dogmas, creencias, mitos y modelos.  ¿Pero cómo racionalizar algo que es un hecho, aspirando a negarlo o cambiarlo?  Digo yo, si nos acostumbráramos a ver a Dios como un hecho, no tendríamos que inventarle aspecto.  Cito al “aire”, el aire es el aire, lo que respiramos y nos mantiene vivos.  El aire es algo, una cosa, un hecho (podría decirse)  No es una doctrina, no tiene barba, ni precisa de un rito.  El aire es sólo aire.  Independientemente a que lo entendamos, sepamos su constitución y sus efectos, igual lo respiramos y no podemos vivir sin respirarlo. Si cogemos una rabia y no queremos respirarlo, pues…el problema no sería del aire, sino del que muere asfixiado.  Podemos echarle perfume, sumarle otros gases, quizás no tan agradables, pero igual, el aire es aire.  Y Dios es Dios.  Los hechos son, han sido y seguirán siendo hechos, independientemente a que los entendamos o no.  Eso no implica que no existan, o que tengan que existir de acuerdo a nuestro criterio o al criterio de unos cuantos manipuladores de egos inflados.  Dios seguirá siendo Dios, sin importar que no lo entendamos, o tengamos que redefinirlo, o recrearlo a nuestra imagen y semejanza. 
El problema de la interpretación divina no lo ha creado Dios, sino el hombre.  Vuelvo a lo del aire  ¿Sería necesaria una máscara para respirar aire puro? ¿Será acaso que a los vendedores de máscara, filtros y demás, no les resulta conveniente que la persona pueda respirar por sí sola? Por eso han inventado manuales, códigos, instructivos de cómo respirar, y con qué hacerlo, cuál aire y dónde respirarlo.  Dios es una experiencia  de vida, y se manifiesta a cada cual según la naturaleza del afectado.   Se manifiesta en la vida de cada cual como un hecho adaptado a su propia vida, como una guía y como una respuesta que, ocasionalmente podrá leerse como un NO o como un SÍ.  Creo que antes de aspirar a que TODOS podamos “entenderlo” de acuerdo a  una norma o conjunto de ellas, deberíamos enseñarle a las personas a reconocerlo, estando atentos a cada detalle SUYO en nuestra vida.  ¿Pero cómo puede un individuo reconocer a Dios como parte de su vida,  si ni siquiera puede reconocerse a sí mismo en ella?
Para enseñarle a un individuo a reconocerse a sí mismo, implica negarse uno mismo (el instructor) como parte de la instrucción (por lo menos parcialmente) dado que el aprendizaje vendría del interior de cada cual, de cada individuo, es decir, cada persona terminaría siendo el maestro de sí mismo, aprendiendo a escucharse y entenderse a sí mismo (esto es lo único que enseña el maestro, la metodología para que el estudiante aprenda a escucharse y a entenderse a sí mismo)  Pero claro está, que de seguir esta forma de aprendizaje, muchos “maestros” quedarían desempleados, o tendrían que regresar a la escuela de “entenderse uno mismo” antes de intentar enseñar a otros.  Eso es lo que yo denomino aprendizaje libre, o libertad de aprendizaje, la manifestación del libre albedrío  durante el aprendizaje más importante de todos: El espiritual.  Tal vez por eso fallan inclusive nuestros sistemas educativos, por la imposición del conocimiento.  Es decir, el conocimiento debe llegar al estudiante como una revelación, de allí nace la aceptación de la idea, no como imposición sino como aceptación.   El aprendizaje debe ser concebido por el estudiante como un proceso natural, la integración de algo pre-existente (el conocimiento) a su naturaleza humana incompleta.   Es decir, el individuo se completa a sí mismo aprendiendo de sí mismo y de los demás, superación propia en grupo, evolución.
Tal vez por eso varias religiones del mundo, han fracasado en el aspecto espiritual (no en el mental, dado su carácter manipulador) Porque Dios existe y es percibido de una forma diferente por CADA individuo, o cosa existente (sin que esto conlleve la condenación eterna)  Esto implica que no hay fórmula, prescripción o receta mágica para justificarlo, cuantificarlo, entenderlo, crearlo o imponerlo.  Y de haberla, no sería entendible al humano.  Pero algunos humanos, en su afán de entenderlo y cuantificarlo todo, en su afán de negar su propia debilidad, su limitación, humillando, explotando, imponiendo y degradando a todos y todo,  tratan de encontrar una forma estándar, un pensamiento único mediante el cual pueda ejercer alguna forma de poder sobre la idea en sí.  El problema es que esta idea es demasiado grande para ellos, no es manipulable, ni siquiera entendible.  Aún así, constituye un buen pretexto (vehículo)  para algunos malos, de hacerse “grande” entre los “pequeños”.  Esta concepción, yo la denomino “Concepción de el dios mío”.   Con el pretexto de que muchos más “acojan la fe” se crearon modelos impositivos, vacíos y violentos, ritos repetitivos, de espiritualidad comprometida.  Sin embargo, a mí me parece que la fe no es una cosa que se pueda masificar (como quien inscribe adeptos a un partido político) la fe es algo personal.  Así como cada humano posee un espíritu propio, la fe es algo íntimo y propio del individuo. 
La única forma de concebir a Dios completamente, es volvernos uno con SU creación; lo cual sólo ocurre después de que cada cual lo descubra en sí mismo. Dios NO nos creó imperfectos, sino incompletos.  Nos creó así para que forzosamente tuviéramos que sobrevivir y entender (entendernos) en función de uno mismo y a través de otros. Pero nosotros hemos hecho exactamente lo contrario, separarnos aún más de uno mismo, de todos y de Él mismo.  Lo cual nos ha hecho cada vez más imperfectos, incompletos y débiles, aunque se diga y pensemos a la inversa. En consecuencia  ¿Tendrá Dios la culpa de lo que le está ocurriendo al hombre? ¿O, nos los hemos buscado nosotros mismos?  El razonamiento es un vehículo, no así la carretera. ¿De qué nos sirve el vehículo si queremos andar por donde nos viene en gana?  Pero la frustración de algunos, viene cuando se les acaba el camino.  ¿Luego, de qué nos sirve el vehículo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario